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martes, 9 de octubre de 2012

¿Y si hubiera nacido sorda?

¿Cómo sería mi vida si fuera sorda? ¿Sería igual? ¿Sería yo la misma? Probablemente no os hayáis preguntado nunca esto porque, en general, no estamos nada o muy poco concienciados sobre la sordera. Uno de los posibles motivos es que la sordera es una discapacidad invisible, porque las personas sordas no llevan bastón, perros guía o sillas de ruedas ni les falta alguna extremidad: nada que llame la atención. Y eso que en España vive aproximadamente un millón de personas con discapacidad auditiva (incluidas las personas mayores que cada vez tienen que escuchar la televisión más alta).

A los que os preguntáis cómo se siente una persona sorda en un entorno mayoritariamente oyente, os recomiendo este vídeo (signado y con subtítulos):


Y es que, además de sus sentimientos, hay muchas cosas que no conocemos sobre las personas sordas: ¿Cómo se despiertan por las mañanas si no oyen el despertador? ¿Cómo saben cuándo les llaman al telefonillo o cuándo hay un incendio en el edificio? ¿Van al cine? ¿Pueden conducir? ¿Y bailar? Y si son padres, ¿cómo se enteran de que sus bebés lloran por la noche? En este blog, poco a poco iremos respondiendo a todas estas preguntas.

Actualmente, 1 de cada 1.000 bebés nace sordo. Sin embargo, la sordera no suele detectarse hasta más adelante, lo que puede acabar convirtiéndose en un problema importante. A estos niños muchas veces se les toma como discapacitados psíquicos y por tanto no se empieza un tratamiento adecuado para su situación cuando correspondería. Sin lenguaje, no solo no pueden comunicarse con el resto de personas más allá de las necesidades más básicas, sino que no pueden pensar.

De hecho, hasta mediados del siglo XVIII las personas sordas eran consideradas «retrasadas» y, como tales, no tenían derecho a heredar, casarse ni desempeñar un «trabajo interesante». En esa fecha, el 99,9% de las personas sordas no recibía ninguna formación que les permitiera aprender a leer o escribir.

¿Pero en qué consiste exactamente ese «tratamiento adecuado»? Pues se trata de enseñarle al niño una lengua para que pueda comunicarse. La forma de comunicación natural de las personas sordas es la lengua de signos, otra gran desconocida por parte de la sociedad. Sin embargo, seguro que alguna vez habéis visto en la esquina inferior derecha de la pantalla de la televisión a alguien (un intérprete) vestido de negro moviendo mucho las manos. Ahí lo tenéis. En España existen dos lenguas de signos oficiales: la española y la catalana, aunque esta última está, según los últimos datos publicados, en peligro de extinción. 

Muchas veces, sobre todo si la familia del niño es oyente, el aprendizaje de esta lengua se compaginará con la enseñanza de una lengua oral. Sin embargo, pensad en lo difícil que debe ser aprender a pronunciar un sonido correctamente sin haberlo oído nunca. Se requieren muchísimas horas de trabajo, y por eso muchos niños sordos, en vez de ir al parque por las tardes a jugar, van al logopeda.

De hecho, hay dos filosofías con respecto al aprendizaje de lenguas: la oralista, que argumenta que para que las personas sordas puedan integrarse en la sociedad deben hablar y aprender a escuchar (leyendo los labios); y aquella que defiende el uso de la lengua de signos, que actualmente en España dominan unas 400.000 personas (de las cuales 100.000 son sordas). Porque, después de todo, si vuestro hermano, vuestra madre o vuestro hijo fueran sordos, también vosotros aprenderíais esa lengua para poder comunicaros con ellos.

Algo similar sucedió en Martha’s Vineyard, una isla en Estados Unidos, donde a  mitad del siglo XX una minoría sustancial de la población padecía sordera hereditaria. Casi todas las familias estaban afectadas y, en algunos pueblos, la proporción de personas sordas era de un 25%, de forma que toda la comunidad aprendió lengua de signos. De hecho, incluso después de la muerte del último isleño sordo, los oyentes seguían expresándose en ocasiones en lengua de signos. En su libro Veo una voz (Seeing voices en el original, clic para leerlo en línea en español), Oliver Sacks explica que, al entrevistar a una de las habitantes de la isla que había vivido en aquella época, esta se quedaba dormida y, en sueños, movía las manos. Signaba porque este era su idioma materno, igual que otros hablan estando dormidos.

El bilingüismo es precisamente la mejor solución según muchos expertos. De esta forma, los niños sordos aprenden a valorar su lengua natural, los signos, y su cultura, al mismo tiempo que aprenden a desenvolverse en lo que, en muchos casos, será su entorno natural una vez acaben el colegio: un mundo mayoritariamente oyente. En los colegios bilingües, que en España ya existen en Madrid y Barcelona, cada clase cuenta con dos profesores y cada uno utiliza un idioma. 

Hace un par de décadas se pensaba que la solución era que el profesor utilizara el llamado método bimodal, que consiste en hablar y signar al mismo tiempo. Sin embargo, esta idea parte de la base de que la lengua de signos es una mera transposición de un mensaje a otro código, sin cambiar la gramática o la forma de expresar ciertos aspectos. La lengua de signos (cualquier variedad geográfica) es una lengua independiente, con normas gramaticales diferentes, expresiones típicas de las personas sordas y, por tanto, es imposible signar y hablar al mismo tiempo. ¿O conocéis a alguien que sepa hablar en español y escribir en chino a la vez?

Además, dado que la lengua de signos se trasmite visualmente, es muy importante disponer siempre de suficiente iluminación. En la oscuridad (volviendo a casa de noche, en el cine) es muy complicado entender los signos. Pero no imposible, como demuestran cada día las personas sordociegas, quienes, cogiendo las manos de la persona signante, pueden entender lo que esta expresa.

Las personas sordas, por cierto, sí pueden bailar (siempre que quieran, claro). Aunque no escuchen la música, sí notan las vibraciones, por ejemplo a través del suelo o situándose cerca de los altavoces. Estilos como la salsa o el vals son muy complicados porque tienen que seguir un ritmo, pero el house o el hip-hop les resultan más fáciles, porque el ritmo es constante y lo notan. Para ellos, las mejores pistas de baile son aquellas con suelo de madera, que transmite mucho mejor las vibraciones que otros materiales.

5 comentarios:

  1. Me ha encantado la entrada, Mar. Justamente, el miércoles pasado acudí a una charla sobre audiodescripción y subtitulación para sordos y nos hablaron de la película a la que haces referencia. Descubrí un montón de cosas que, aunque puedan parecer obvias, me sorprendieron, como que no todos los sordos signan ni todos dominan el lenguaje escrito, por ejemplo. También me sorprendió que los subtítulos para sordos que utiliza la televisión no sean los más adecuados, ya sea por la velocidad de lectura o porque muchas veces, plasmar el humor tal cual sea incomprensible para un discapacitado auditivo. Gracias a gente como tú por concienciarnos,¡muchos ánimos!

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    1. Gracias por tu comentario, María. Incluso la gente que hemos trabajado con temas de subtitulado para sordos (y audiodescripción en tu caso) a veces desconocemos algunas características básicas de la vida de nuestros destinatarios. Nos queda tanto por descubrir...

      Del subtitulado para sordos prometo hablar pronto, porque este verano me he dedicado a ello y me ha parecido muy interesante.

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  2. Mar ¿qué colegios bilingües hay en Barcelona? Me gustaría pasar la info a una amiga. ¡Gracias!

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    1. Hola, Amaia:

      Lo cierto es que sé que existen, pero no tenía los datos exactos sobre el nombre de los centros bilingües. Sin embargo, investigando un poco he encontrado un artículo de Esperanza Morales-López en una revista editada por la Asociación de padres de niños sordos de Cataluña. En él, la lingüista no solo nombra los colegios bilingües LS/lengua oral de Madrid y Barcelona, sino que además los evalúa en base a la formación del profesorado, las horas elctivas de cada lengua, el método de enseñanza,... Seguro que tu amiga lo encontrará muy interesante (y puede que otros muchos lectores también).

      El enlace es este: www.apansce.org/papers_apansce/papers8.pdf

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  3. Tengo 11 años y estoy súper concienciada porque siempre me estoy preguntando cómo sería mi vida si fuera sorda y estoy aprendiendo el lenguaje de signos adiós y gracias a ti cada día estamos más concienciados con las personas con discapacidades.

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